domingo, 21 de mayo de 2017

Cazadoras sin tela

Normalmente, desde que somos pequeños, tendemos a tener una idea única acerca de los animales (los sapos viven en el agua, los monos comen plátanos, las abejas viven en colmenas...). Cuando vamos avanzando en nuestro conocimiento, nos damos cuenta de que estas cosas no son así, y entonces nos enteramos de que los sapos sólo van al agua para frunjir, que los "monos" no comen sólo plátanos o que la mayoría de las especies de abejas, son solitarias.

Eucera longicornis, abeja solitaria en la que destacan sus dos enormes antenas. 

Pero en este caso quiero centrarme en las arañas.
Siempre se piensa que las arañas utilizan su tela para capturar presas, y es cierto, pero algunos grupos han optado por otras técnicas.

Este es el caso de las arañas cangrejo (Thomisidae), llamadas así por su morfología corporal, con las dos extremidades anteriores más largas, que utiliza para capturar a sus presas y que recuerda a estos animales. Además, la forma de desplazarse verdaderamente recuerda a los cangrejos.
Los tomísidos utilizan una estrategia de caza bastante curiosa y distinta al tejido de una red (aunque sí producen seda). La mayoría de ellas presentan colores crípticos, que les permiten acechar ocultas en las flores mientras que abejas, abejorros, mariposas o cualquier insecto que acuda a alimentarse, no se espera nada.

El caso de Thomisus onostus es especialmente llamativo. Es uno de los animales conocidos capaces de cambiar su coloración dependiendo del ambiente en el que se sitúe. Así, la flor que utilice como cazadero, influirá directamente en su coloración. De este modo al cambiar de ubicación, lo hará también su apariencia. Parece ser que la liberación de ciertas hormonas tiene relación directa con el proceso, y que sólo las hembras sufren estos cambios.

Thomisus onostus, quizá la araña cangrejo más conocida, sobre un objeto poco habitual para ella.

Otro ejemplar, esta vez de color blanco, acorde con el interior de la flor en la que se encuentra.

Thomisus onostus, en el que se ven los dos salientes del opistosoma que la caracterizan, además de la disposición de las patas anteriores, como un cangrejo.


Otro ejemplo es el de Synema globossum, de la misma familia. En este caso la araña no sufre cambios de color, por lo que se sitúa en diferentes flores naranjas, amarillas, blancas o rojizas, así como las inflorescencias de umbelíferas. El opistosoma (abdomen) puede ser naranja o amarillo, más raramente blanco, con un dibujo negro que recuerda a una máscara. Es capaz de capturar presas iguales o mayores que ella (incluso abejorros). Tanto ella como T. onostus inoculan veneno a sus víctimas.


Synema globossum, con una abeja "empanada" sobre una asterácea amarilla.

En algún caso, arañas de otras familias, adoptan estrategias similares. Los oxyopidos, o "arañas lince" acostumbran a cazar directamente sobre la vegetación, sirviéndose de un hilo que hace de seguro.

Oxyophes heterophthalmus, con un himenóptero, sobre Marrubium sp.

Y esto es todo por hoy!







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